NECESIDAD DE EVASIÓN

»Con frecuencia, necesitamos evadirnos del mundo, aunque sólo lo hagamos mentalmente»

En los tiempos que corren, llenos de fluidez informativa, de un alto nivel de movimiento, estrés diario y cotidianidad; con frecuencia necesitamos de algo, alguien o algún lugar, que nos haga desprendernos de toda la carga que nos supone repetir lo mismo otro día tras otro, sin novedades, ni siquiera los fines de semana son diferentes, todos en esencia, vienen a ser lo mismo.

Como seres humanos, tenemos una serie de necesidades que satisfacer ya sean económicas, de relación con los demás, salud, trabajo o incluso porqué no, de sexo. Para calmar nuestra necesidad, nos vemos obligados día a día a luchar contra todas las adversidades que se nos presentan para poder cubrirlas y realizamos día a día una serie de acciones conscientes e inconscientes que nos llevan al camino de la monotonía, convirtiéndonos paulatinamente en »zombies» que hacen cosas sin pensarlas, sólo porque »la rutina» lo marca. A través de la rutina, establecemos nuestras propias autoreglas y cualquier cosa que se salga de lo cotidiano nos resulta excepcional, pero poca gente se da cuenta de ello…

Coger por el mismo camino con el coche todos los días, posicionarte en el mismo sitio de la barra de un bar cada vez que vas, el orden de webs que visitas a la hora de entrar en Internet o hasta las veces que te echas agua en la cara por la mañana al despertar, son actos mecánicos con los que difíicilmente podremos romper. Todo eso lleva a una vida unidireccional de la que algunos…nos aburrimos.

Hace poco, por casualidad, di con una serie que sinceramente me emociona y que trata este tema de la necesidad de romper con lo habitual en tu vida, de lo que se denomina »un cambio de aires», hablo de la serie Doctor Mateo de la cadena Antena 3.

Esta serie protagonizada por Gonzalo de Castro (muy reconocido por su trabajo en 7 vidas), representa la vida de el Doctor Mateo, un reconocido médico que decide romper con su vida en la metrópoli madrileña para trasladarse a un bucólico pueblo perdido de la mano de Dios llamado San Martín del Sella. Es digno de ver, cómo se va desenvolviendo su vida mientras se adapta a las nuevas condiciones de la vida rural. No obstante cualquiera que viese la serie podría plantearse lo apetecible que sería llevar una vida así.

Con bastante frecuencia (no sólo a partir de cuando empecé a ver la serie) soñé con ser alguien como el Doctor Mateo. Conseguir evadirme de mi situación tan unísona, para pasar a otra totalmente distinta lejos de los altos pisos, la anchas avenidas o el olor a gasolina.

Siempre tuve ganas de abrir la ventana y respirar aire limpio, ver cuesta abajo las enlacadas casas con tejas rojas cómo el fuego y al fondo una playa a la que en verano se puede ir tranquilamente porque pocos turistas conozcan el sitio y en invierno sea azotada por el cielo gris que trae consigo la esperada lluvia para una cosecha que luce verde todas las mañanas. Tras eso, encender la radio escuchando sones de canciones lentas que me inspiran ternura y romanticismo mientras preparo el desayuno en la chimenea.

Tras desayunar, andar cuesta abajo sin que ningún automóvil interrumpa mi paso, mirar a mi alrededor y no escuchar mas que el sonido de la gente, y la brisa del mar al son del aire, sin el sonido de los claxon, acelerones y frenadas…sólo mar, sólo aire.

Finalmente, tras observar todo el paisaje y todo el verdor en torno a mí, llego a la playa, dónde reposo mi caminata sentado en la arena y avistándo el horizonte, dándome cuenta de el valor de las cosas, del valor de la naturaleza, y del el valor que tiene lo diferente, hasta que se interrumpen todos esos pensamientos con la caída de una lágrima, que significa el fin de otra noche, de otro sueño y el comienzo de un nuevo día en la gran ciudad.

~ por javigoms en marzo 30, 2009.

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